Días antes de su muerte, Albert Einstein estuvo en el hospital ingresado y mantuvo una curiosa conversación con una de las enfermeras que lo atendía.
La enfermera se reclinó para acomodar las sábanas del profesor, y dejó entrever un crucifijo colgado de su cuello, a lo que Albert respondió:
- ¿Cree en Dios?
- Sí, ¿Y usted?
Albert se quedó callado, a lo que la enfermera insistió:
- ¿Usted.. Cree?
- ¿Que si creo que hay alguien planeando la vida de Albert Einstein? No. Aunque aveces pienso que puede que me haya llevado por la senda del jardín.
- ¿Pero no hizo Él el Jardin?
- Creo que Él es el jardín
- ¿Y no es el jardinero también?
- Sí. Y llevo toda la vida intentando pillarle trabajando.
La enfermera se reclinó para acomodar las sábanas del profesor, y dejó entrever un crucifijo colgado de su cuello, a lo que Albert respondió:
- ¿Cree en Dios?
- Sí, ¿Y usted?
Albert se quedó callado, a lo que la enfermera insistió:
- ¿Usted.. Cree?
- ¿Que si creo que hay alguien planeando la vida de Albert Einstein? No. Aunque aveces pienso que puede que me haya llevado por la senda del jardín.
- ¿Pero no hizo Él el Jardin?
- Creo que Él es el jardín
- ¿Y no es el jardinero también?
- Sí. Y llevo toda la vida intentando pillarle trabajando.